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El mundo que hoy vemos

Lo que se puede

Vivo bajo el entendido de que nada me pertenece. Aquellas cosas tengo la oportunidad de percibir o con las que puedo compartir un instante y un espacio, se presentan frente a mí día a día y de alguna forma son parte de mi vida. Lo tomo como un regalo. En el fondo sé que nada es mío, ni siquiera mi pensamiento. Ayer dije que podemos abandonar los sueños pero ellos nos buscan y reencuentran, ¿pero, podemos llamar a aquellos sueños “nuestros”? si no están y si son (y somos) libres de dejarnos y olvidarnos…

¿Qué es mío? A veces ni siquiera mis miedos, ni el pensamiento, que no he domado ni tengo intención de hacerlo. Parece que lo que conozco es un conjunto de pequeñeces que deciden presentarse para mí como panorama, pero no son inmóviles, pueden irse en cuanto quieran cambiando por completo el escenario. “Mi taza de café, mis amigas, mi familia”. “Mis letras”, que quién sabe cuántas personas formulen después de manera similar o idéntica porque “no hay nada nuevo bajo el sol” ¿pero genuinamente no lo hay?

¿Que no podemos ya hacer nada que no se haya hecho antes, que se ha dicho y se ha intentado todo y solamente no lo sabemos? Esta pregunta, sobre todo, millones de veces, seguramente.
Pero aunque la pregunta sea la misma, creo que son las respuestas quienes cambian, y con ello, después, las preguntas también; ¿qué es nuevo?

¿Cómo saberlo en un mundo tan vasto? Me cuesta creer que algo pueda ser universal(mente), es decir: ser nuevo en todas partes. Bueno, los días, los días son nuevos cada mañana ¿no? Las horas, conceptos basados en el tiempo que asumimos que es “correcto” o que existe y entonces tomamos como medida.

¿Bajo el sol? Si el sol es el centro del sistema solar, realmente no conocemos lo que hay debajo, pues nosotros estamos alrededor. El sol… La estrella que sale por el este, ¿quiere decir entonces que no hay nada nuevo en el oeste; en occidente? Gran guiño para el pensamiento occidental.

¿Qué hace una preposición como “bajo” acompañando al sol? Si la Tierra gira alrededor del sol, no podemos estar abajo o arriba de esta estrella, entonces si no hay nada nuevo bajo el sol, para nosotros, cuando menos, eso no significa nada. Tenía que ser un dicho humano… Pero las preposiciones no tienen la culpa;

A sol, ante el sol, bajo el sol, con el sol, contra el sol, del sol, desde el sol, hacia el sol, hasta el sol, para el sol, por el sol, según el sol, sobre el sol, trás el sol.

Podemos caminar de sol a sol, besarnos ante el sol, levantarnos con el sol, pararnos contra (la luz d)el sol, recibir rayos de o desde el sol, guiarnos hacia el sol, investigar los kilómetros de aquí hasta el sol, hacer un saludo para el sol, no salir por el sol, contar una historia según el sol o sobre el sol, definir la noche como lo que pasa trás el sol… Pero no podemos estar bajo el sol. Entonces nos olvidamos del lugar pero seguimos preguntando: ¿no hay nada nuevo?
Sintácticamente, me siento mejor; dejo el si “¿no hay nada?” para la lógica de otro día.